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Aquí y Allá

Es increíble que con sólo un grupo de fotografías, y una paseíto en carro las cosas se vean desde un punto de vista tan distinto.
Hace un par de días conseguí unas fotos de mis gatos..
A las vez José, mi chocho padrastro, me manda una foto tomada desde la buhardilla con el Ávila y unos edificios, con un pequeño mensaje... "Te acuerdas?".
Claro que me acuerdo!. Y más aún, no me recuerdo sólo de la vista, me recuerdo de cada día que me levantaba, abría mi ventana, respiraba un aire, aunque ustedes no lo crean, bastante limpio, veía esa montaña que tenemos al frente y empezaba mi día...
Ahora estoy aquí, en Nagaoka, donde no hay una montaña de ese estilo, ni gatos que me ensucien la ropa, pero que me hagan reír con sus loqueras, ni nada que se le medio parezca.
Cerca hay montañas, a donde fui a esquiar en invierno, y donde me divertí muchísimo.
Pero me levanto y lo que veo es otro edificio al frente mío... y me recuerdo una vez más de mi Ávila.
Pero voy paseando por Nagaoka, donde no hay nada, y veo los campos de arroz, los cuales están empezando a crecer, y es un espectáculo, ver kilómetro y kilómetros de campos de arroz, recién plantados.
Cuando me consigo pensando en que a pesar de que extraño mi Ávila, mi vista desde mi gran ventana, y pienso que voy a extrañar la quietud y tranquilidad de mis campos de arroz, me acuerdo del tiempito que pasé en Tokyo, y también lo extraño.
Ese gentío del cual me quejaba a diario, ya saben yo me quejo de todo, los trenes a los cuales le temí en un principio, la facilidad de llegar a donde quieras y hacer casi lo que quieras, eso también lo extraño, y no digo lo extrañaré, digo lo extraño, porque yo no vivo allá, vivo aquí en Nagaoka, rodeado de tranquilidad y campos de arroz.
A pesar de que extraño mi ciudad, mis gatos, mi gente, me siento feliz de estar aquí. Compartiendo con mis apreciados "japos", gente de la cual no me cansaré de decir que son las personas más gentiles que existen en el mundo, y como siempre digo, aunque no son todos iguales, ellos tienen una enfermedad: Ser buena gente.
Cuando me vaya, extrañaré sus cosas, sus destellos de alegría e inteligencia, y a la vez sus boberías al igual que extraño en estos momentos mi ventana, mis gatos y mi Ávila...
Cando me vaya extrañaré Japón como extraño a mi país, porque me siento tan a gusto aquí como allá.

Juan Carlos Gallardo